9.15.2009



¿Te acordás? ¿Te acordás de la situación? ¿Y de lo que pasó después? ¿Te acordás del momento inspiratto? ¿Te acordás de la belleza?
¿Te acordás de tus llantos? ¿Cuando demacraba mi rostro? ¿Cuando oía una canción y te pensaba?
¿Te acordás de mi cama? El colchón tirado en el suelo de madera, las noches púrpuras. ¿De tus ropas interiores blancas? ¿De cómo mi imaginación nos hizo volar? ¿De mis palabras luego de la acción? ¿Te acordás del deseo escrito en mis labios? ¿De las caricias y los besos? ¿De tus ropas ajustadas? ¿De cómo hicimos el amor? ¿De tus lagrimas? ¿De los colores flotando en el aire?
¿Te acordás cuando nos interrumpí para decirte por primera vez que te amaba? ¿De cómo abriste tu alma a mi? ¿De cómo te sostuve a pesar de la resistencia de mis brazos? ¿De cómo te cuidé? ¿De la música ambientándonos?
Yo aún recuerdo esas pequeñas cosas, como la manera en que tu piel rozaba quisquillosamente la mía. Como tu cuerpo blanco tan unido al mío, como cosido por hilos invisibles. Como nuestros ojos que no paraban de conectarse.
¿Te acordás que fue una velada hermosa? ¿Te acordás de tus ropas negras? ¿Te acordás cómo empezó todo?
Luego de la cena y la charla, cumplir con nuestra promesa. "Esta noche vamos a hacer el amor". Tus nervios que querías ocultar. Las ganas sin ansiedad. Nos arrodillamos de la mano colocándonos sobre nuestro lecho (mi colchón). Con los dedos entrelazados, te colocaste enfrente mío, intentando no desviar la mirada. Nuestras caras ruborizadas, sin mostrar otra expresión que felicidad. Cerré la puerta con cuidado y presioné el botón de play para la música. Abrías tu campera mientras desabrochaba mi camisa. Te quitaba la remera mientras me quitabas la mía. Sin decir una palabra, sin dejar de sonreír. Nos paramos y nos quitamos los pantalones. Con gracia me acomodé con la cabeza en la almohada. Para luego sentarme y que tú te sientes sobre mí. Con cuidado te quitaste el sostén, y ocultaste tu pecho con un brazo. Sin abrir la boca saqué tu última prenda, y te acosté boca arriba para quedarme sobre ti, como protegiéndote del desamparo.
Me acerqué para besar tus labios rojo-ardientes y sin querer apoyé mi abdomen sobre el tuyo, que yacía tibio a la espera.
Caricias y recuerdos; rencores olvidados y éxtasis de felicidad.

Nos desconectamos de este mundo para vivir en el nuestro: Único, propio, hermoso. Tú y yo, flotando en el Paraíso, siendo uno. Tú y yo, unidos hasta terminar. Unidos hasta extasiarnos. Hasta que sintieras mi esencia en tu ser. El abrazo perfecto para el final de una película de amor.

¿Amor? Ese día no sólo lo habíamos hecho, sino también, lo habíamos creado.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bien que escribis hijo de perra
Que lindo :')

Mi blog esta tirado y eso de gritar era nosé ya porque xD

Nonne dijo...

Sos lo peor papi ♥
JAJAJAJA te amo idiota xD

Petrova dijo...

- Marco...
- ¿Qué?
- Te amo.
- Y yo te desadmito.
- Noo :(
- Ahí volví :P

Ambos: jajajajaja.

UH!!
Te extraño horrores :´(

Aikén Suyai dijo...

Mañana te paso la contra, no la voy a escribir acá, y no me anda el msn :/
Muy profundo y real texto, me gusta :)
Sé feliz Marco !