Y dejas todo para el final. Y me agobio. Creas un cáncer en mis pulmones. Una inmensa masa que va pudriendo mis órganos. Un dolor que no lastima, me ahoga. Cierra mi gargante y tajea con chapa oxidada mi sangre. Espinas desérticas intravenosas se activan como dispositivos cuando una billetera se abra y restás valor a lo que pasó. Como si mi silencio sonara en el corazón de un volcán. Tus drogas no alteran mi organismo. El ritmo de mis palpitaciones ha cambiado totalmente desde que incendiaste mi balsa. Desde que empezaste a sonreir a mis espaldas. Desde que lloraste por otro y desabrochaste tu camisa.
Y temblás solo al final, y no amás en el camino. No podés siquiera explicar tus errores. Un poquito de respeto conmigo, con mi gente.
Se requiere a uno para reconocer a otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario