12.05.2009
Nada que ver.
Me tomé un segundo para vivir unas horas en mi eternidad. Apagué mis luces, y las luces del planeta. Apagué tus ojos y el celular. Y me sumergí en la integridad de mi mundo. Cosa que ya parecía ajena. Como si expropiara a un invisible para recuperar mis tierras. Conquistar mis propios imperios, que fueron robados sin ánimos de gloria. ¿O si?
La tranquilidad de desnudarme sin miedo a que me vean. No tengo nada que ocultar.
Encontré paz en un lugar sin gravedad. Volví a mi espacio, sin reglas. Mi espacio, en donde nada se prohibe excepto odiar. En donde te quitas los ojos, para lanzarlos y conocer el resto de mis tierras.
Donde hago volar miles de mariposas con un simple chasquido. Donde pude recordarte en un esfuerzo para volver a conmoverme. Y no lloré en un rincón, y no pasé noches sin dormir, y no peleé, y caminé siempre a favor de la corriente.
Un lugar sin dolor ni insomnio.
Quizás me sienta mal por apurarme. Así que lo haré a mi tiempo. Y pediré perdón una última vez.
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