Estoy débil, dolido. Quizás esté muerto, pero te veo cerca. Debo estar borracho nuevamente, en la esquina de algún callejón. El agua que siento recorrer mi cuerpo, ¿Es la lluvia?
No veo mucho, sólo luces borrosas. Escucho gritos... Y noto tu silueta. Estás sosteniendome, ¿Verdad?
¿Qué es eso que estás gritandome?
Oh... Ahora estás en silencio. ¿Por qué cerraste tus ojos? Tu frente sobre la mía se siente cálida, en contraste al ambiente; al clima. Al viento frío que se me cuela por la espalda.
Espero que sepas, que no espero nada en esta vida. Si querés dejarme morir, no te voy a culpar.
Desde que ella me dejó que estoy así. Débil, dolido por dentro. Vacío, con mis entrañas licuadas. La sangre espesa no parece querer correr por mis gastadas venas.
Pero si te vas a quedar acá, por favor, abrazame. Manteneme cerca. Hablame. No tengas miedo. Podés besarme, no me va a importar.
Quizás hasta me salves la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario