8.13.2009

La mano faltante.

Tenía la gracia y la mirada. Tenía la agilidad y la viveza. Tenía todo lo que una persona quería ser.
La belleza exterior y esa que está impregnada a su ser. Un alma blanca y pura. Los oídos para escuchar y la boca para aconsejar. La estatura normal para sus 16 años, una musculatura no demasiado marcada. La piel blanca y tersa como sábanas del Olimpo. Dientes perfectos cuales teclas de piano. Reemplazando el cabello, parecía tener cuerdas de un arpa. El fuego le había dado color a sus ojos que desgraciadamente nunca había visto derramar ni una cristalina lágrima.
No importaba si vestía una túnica o la ropa de moda, siempre todo le sentaba bien. Solo precisaba mirarte una vez directo a los ojos para que te cautivara. El contacto físico con él se hacía irresistible. Unas simples palabras y estabas a sus pies. Se podía acostar con quien quisiese sin necesidad de dar explicaciones.
Su familia todo lo dio por él, olvidando a los demás. Nunca le faltó la comida, ni la educación, ni la enseñanza. De pequeño se le ordenó, se le gritó y se le retó. Le enseñaron sobre el amor, sobre los valores y sobre la sexualidad.
Sus amigos le admiraban, querían copiarlo. Era original, innovador, divertido.

Pero todo esto de nada sirvió, porque él nunca entendió quién era. Nunca entendió para qué había venido acá. E hizo las cosas mal.
La inocencia la perdió en la juventud. Su belleza y su habla la utilizó para romper corazones. La amabilidad, para conquistar a quien deseaba y luego dejarla de rodillas implorando un poco de atención.
"Donde ponía el ojo ponía la bala", y esas balas realmente dolían. Traicionó a sus amigos al robarle sus mujeres. Engañó a esas mujeres con otras. Dejó de lado a su familia al crecer. Mientras con sus sedosas manos trepaba las montañas de la Gloria, con los pies pisaba su pasado (Y a toda la gente involucrada).
Se aburría fácilmente de lo que lo rodeaba entonces buscaba nuevas aventuras.
Y todo esto lo llevó por los malos caminos de la fama. Niño inocente convertido en un hombre popular. Corrompido, mentiroso, traicionero.

Nunca entendió que había llegado a este mundo para conquistar reinos, no mujeres. Debía romper con las normas, no corazones. Debía salvar a los inocentes, no su pellejo.
Nunca entendió que Dios había robado el color del Cielo para pintar sus ojos. Había inspiradose en la perfección de la propia Madre Naturaleza para su creación. Le había dado el aliento de los rosedales. Su mirada tenía la profundidad de los volcanes. Y en la cama ardía como el interior de éstos. La simetría en cada centímetro de su cuerpo.
Dios había creado al ser perfecto para salvar un Mundo decadente, pero ya ni sus fuerzas fueron suficientes.

1 comentario:

Petrova dijo...

Hombres, como siempre, todo lo arruinan.
Sin ofender :P, pero tienen en sus manos el poder de alcansar la gloria en el mundo y para el mundo, pero siempre con la cabeza en sus penes, se desvian del camino y cometen errores u.u
No te ofendas mi cuchicuchi (? jajajaja.

Te amo muto puto ♥
Tee extraño! ¬¬